Toda iglesia necesita estar segura de su identidad y del sitio que ocupa en el tiempo y el espacio de la iglesia cristiana como un todo. De allí que no sea simple capricho ni accidente que nos llamemos Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. Con tal nombre estamos confesando nuestra aspiración a repetir en nuestro tiempo, sin más variantes que las impuestas por la cultura y la distancia cronológica, la realidad de la iglesia primitiva en sus prácticas, creencias y resultados. Todo esto se refleja claramente en lo revelado por el Nuevo Testamento.
Con respecto a la teología , la iglesia primitiva pronto llega a la conclusión más diáfana, que es la misma de la IAFCJ en la actualidad: Jesucristo es Dios manifestado en carne , en él residen todos los atributos de la Divinidad, es creador de todas las cosas, la piedra principal de ese edificio que se llama Iglesia, con un nombre exaltado sobre cualquier otro y que corresponde al de "Jehová" del Antiguo Testamento. Al hacer todas estas afirmaciones, la iglesia primitiva nacida en un ambiente judío, reafirma la exhortación divina que repetía y repiten a diario millones de labios devotos: "Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es".